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Track marca el ritmo de la nueva noche queer barcelonesa

Con trayectorias diferentes pero una pasión compartida por la música, Josh y Alejandro han encontrado en Barcelona el lugar perfecto para dar vida a este nuevo espacio de encuentro para la comunidad LGTBIQA+.

TEXTO KAIQUI MACAULAY

Barcelona es desde hace décadas uno de los epicentros de la vida nocturna de Europa. Con una escena vibrante, diversa y en constante evolución, la ciudad ha sabido combinar tradición y vanguardia en sus espacios de ocio. Desde las grandes salas históricas hasta clubes más alternativos, el ambiente nocturno barcelonés ofrece propuestas para todo tipo de públicos. Lejos de ser homogénea, la oferta queer de la ciudad se construye a partir de pequeños colectivos, promotores y DJs que han apostado por crear espacios seguros donde la música y la diversidad se celebran cada fin de semana.

Fiestas icónicas como Churros con Chocolate han marcado un antes y un después en la historia reciente del ocio LGBTIQA+ en Barcelona. Estos encuentros no solo ofrecen un refugio de diversión y diversidad, sino que también han sido claves en la construcción de comunidad y en la visibilización del colectivo en un contexto que, aunque más amable que en otros lugares del mundo, no está exento de desafíos. A ello se suman festivales como el Primavera Sound, que reflejan el espíritu inclusivo y multicultural de la ciudad.

En los últimos años, sin embargo, la escena nocturna barcelonesa se enfrenta a nuevos retos. A la gentrificación, que ha desplazado a parte del público local, se suma el impacto del post-pandemia, que ha cambiado los hábitos de consumo y de ocio. A pesar de ello, el espíritu de resistencia y creatividad sigue muy vivo en el ambiente queer. Nuevas fiestas, colectivos emergentes y proyectos comunitarios demuestran que hay una generación dispuesta a reinventar el modelo de fiesta y a devolverle a la noche su carácter comunitario.

En este contexto nace Track, una fiesta que busca ofrecer un espacio más íntimo y auténtico para quienes aman la música electrónica y la cultura queer. Detrás del proyecto están Josh y Alejandro, dos promotores que, con trayectorias diferentes pero una pasión compartida por la música, han encontrado en Barcelona el lugar perfecto para dar vida a este nuevo encuentro. Sobre cómo llegaron hasta aquí, y qué significa para ellos formar parte de esta escena, hablamos en la siguiente entrevista.

Josh, ¿qué te trajo a Barcelona y qué te hizo quedarte allí?

Soy mitad inglés y mitad maltés. Viví en Barcelona cuando tenía 21 años, durante un año. Entonces no había salido del armario y asistí por primera vez a un Pride. Recuerdo estar en Plaza de España y pensar: “Dios mío, he encontrado a mi gente”. Por eso creo que tengo una conexión muy especial con esta ciudad. Me enamoré inmediatamente de su cultura. Desde entonces, siempre que he podido, he ido a Churros con Chocolate, porque es mi fiesta favorita. Creo que Barcelona tiene una visión de la vida muy particular. Cuando lancé OUTHAUS en Londres y lo llevamos a otros países, Churros nos contactó para colaborar. Conociendo la escena aquí, y teniendo ahora la mayoría de mi público en Barcelona, sentí que era el momento adecuado para lanzar algo como Track. Entiendo cómo funcionan las cosas aquí, sé lo que busca la gente. Y este proyecto es tanto una pasión personal como un nuevo paso profesional. Me apasiona la escena musical de aquí, y creo que no muchas personas pueden decir lo mismo del lugar donde viven y trabajan. Es difícil separar el trabajo del ocio, pero para mí, Barcelona es una mezcla perfecta de ambos.

Alejandro, ¿comenzaste a trabajar en la noche en Barcelona?

En realidad soy lo contrario de Josh. Soy de Alicante y me mudé a Londres cuando tenía 19 años. Estudié cultura musical allí y empecé a salir de fiesta. Me enamoré de la música en esa ciudad. Fue allí donde empecé a organizar fiestas y a pinchar como DJ. Mi carrera realmente despegó en Londres. Y hace unos años decidí que era hora de volver a casa. Echaba de menos a mi familia, una vida un poco más tranquila, y también quería experimentar cómo era ser adulto en mi propio país. Así que decidí regresar a Barcelona. Ya traía algunos proyectos de Londres, y luego empecé otros aquí, hasta que comencé a trabajar en Churros y conocí a Josh.

¿Por qué decidisteis crear Track? ¿Qué está pasando en Barcelona que os llevó a crear una fiesta diferente ahora?

Josh: No es ningún secreto que este año la vida nocturna está pasando por dificultades después de la pandemia. Hubo un boom de gente saliendo cuando reabrieron los clubes, y luego vino un bajón. Esto está ocurriendo en todos los mercados; yo pincho por todo el mundo y todos lo están notando. La forma en que la gente compra las entradas también ha cambiado mucho. Pero los espacios basados en la comunidad siguen siendo muy necesarios y populares. Cuando pensamos en lanzar Track, queríamos hacer algo muy diferente a OUTHAUS, que es como nuestro hermano pequeño queer, más club kid. OUTHAUS es una fiesta grande, en un espacio enorme, con grandes cabezas de cartel; giramos por todo el mundo. Pero no queríamos hacer lo mismo con Track. La sala donde lo hacemos, Sala Upload, es más acogedora y tiene una gran reputación en la ciudad. Queríamos empezar algo realmente centrado en la comunidad. La capacidad es de unas 400 personas, bastante menos que en las otras fiestas que organizamos, y eso es totalmente intencionado. Queríamos crear un espacio donde la gente pudiera encontrarse, escuchar la música que le gusta y bailar. Un sitio al que llevarías a tus amigos y a las personas que visitan Barcelona. Queremos que sea como un tesoro escondido. Y sentimos que era el momento adecuado. Había un vacío en Barcelona los viernes y sábados por la noche para el público que buscamos y la música que ofrecemos. Así que era el momento perfecto.

Alejandro: También diría que la escena en Barcelona ha cambiado mucho en los últimos años. Después de la pandemia, mucha gente de otros países se mudó aquí. Es una ciudad muy global hoy en día. Y desde mi experiencia trabajando en Churros con Chocolate, donde trabajamos sobre todo con público local, ves que los domingos por la noche el ambiente es totalmente distinto. Sentimos que hacía falta algo así, algo que se sintiera local y auténtico, especialmente los viernes, cuando la mayoría de las fiestas comerciales están orientadas sobre todo a turistas. Así que pensamos: vale, producción internacional, pero con público local.

Barcelona es conocida por su vibrante escena musical. ¿Cómo está contribuyendo la comunidad queer a esa energía?

Josh: Lo que me parece único de Barcelona es que aquí conviven diferentes tipos de personas, todas sumando a la energía del lugar. No está tan segmentado. En otros sitios, las fiestas están mucho más dirigidas a un nicho concreto. En Barcelona no es así. Por ejemplo, estuve en Primavera Sound este año y es un claro ejemplo de diferentes tribus conviviendo, disfrutando de lo mismo, algo bastante raro de ver. Barcelona es increíblemente queer. Nunca me he sentido raro o incómodo por ir de la mano con mi pareja por la calle. Es un lugar extremadamente acogedor e inclusivo, especialmente ahora que en otros países vemos un auge de la LGTBIfobia. En comparación, Barcelona es muy progresista.

Alejandro: Tiene que ver también con el tamaño de la ciudad y de la comunidad. En ciudades como Londres, la escena está muy segmentada porque hay mucha más gente, así que cada tribu tiene su propia fiesta y no se mezclan. Pero en Barcelona, como decía Josh, precisamente por el tamaño, todos terminan coincidiendo. Claro que hay gente que no irá a una fiesta si no le gusta el tipo de música, pero en cuanto a tribus, todo el mundo se mezcla. Y eso es muy emocionante. La comunidad queer es grande, y cuando nos juntamos, somos aún más fuertes. No necesitamos segmentarnos, necesitamos estar unidos.

Habéis llevado OUTHAUS a muchas ciudades. ¿Qué tiene la noche queer de Barcelona que no se puede replicar en otro sitio?

Josh: La forma en que nos han recibido en Barcelona, como algo vanguardista y underground, ha sido clave para nuestro éxito aquí. Hay momentos contados en tu carrera en la noche donde encuentras una sinergia perfecta entre los socios adecuados y el espacio ideal. Y eso es lo que pasó aquí. Ya era fan de Churros como cliente, y eso me ayudó mucho a entender su esencia. También tenía una relación previa con el equipo de Pumalu y con la sala. Parece exagerado decirlo, pero cuando estás creciendo en tus 20 y 30 años, ciertos lugares te marcan. La Sala Apolo, para mí, es mi lugar de referencia. Es donde van mis amigos y donde hemos construido nuestra comunidad. Y ver a la gente que ha pasado por allí en los últimos tres años y cómo ha cambiado… Hay una escena club kid queer aquí, pero nosotros realmente hemos alimentado a nuestro público. Se curran muchísimo los looks, son súper apasionados por la fiesta. Probablemente tengamos aquí la base de público más fiel, porque escuchamos y nos adaptamos a lo que quieren. Nuestra política musical ha cambiado mucho, nuestra producción también, y creo que esa flexibilidad nos ha permitido prosperar.

En un contexto global donde el colectivo LGTBIQA+ enfrenta cada vez más amenazas, ¿qué importancia tienen los espacios queer como los que habéis creado?

Alejandro: Si miramos atrás, venimos de escenas muy segmentadas donde la gente no se mezclaba. Luego pasamos a una etapa en que los jóvenes iban a fiestas no necesariamente queer porque se sentían cómodos siendo quienes son con cualquier persona. Pero hoy parece que hemos retrocedido un poco en cuanto a seguridad y derechos. Así que crear estos espacios no es solo ofrecer un lugar físico, también es construir comunidad, enviar mensajes, tener conversaciones, educar a nuestros amigos y a la gente que viene a nuestras fiestas para que entiendan que los problemas son reales y que hay que actuar. En estos espacios todos son bienvenidos, pero no solo bienvenidos: los involucramos, ya sea como bailarines, DJs, en la puerta… Toda la comunidad tiene un papel. Y creo que empezar por ahí y mostrárselo al resto ayuda a entender que estos espacios no son solo para nosotros, sino que los abrimos también para los demás.

Algunas personas culpan a las apps de citas de la decadencia de la vida nocturna queer. ¿Qué pensáis?

Josh: Nuestra comunidad tiene una relación de amor-odio con las apps. Yo he trabajado con Scruff y sé que ellos, por ejemplo, colaboran mucho con eventos y tienen una presencia activa. Es una buena forma de conectar con el público. Y de sacar a la gente del online. Pero no son solo las dating apps, Instagram también puede perjudicar la vida nocturna. Aunque nunca vas a poder competir con la conexión humana real. Aquí en Barcelona la gente no está tanto con el móvil en la discoteca. Están presentes. Graban algún momento puntual, pero no es como en esos macrofestivales donde todos están mirando el móvil. Eso no pasa aquí.

Alejandro: Recuerdo que cuando me bajé Scruff hace 5 o 6 años, lo que me gustó fue que te mostraba las fiestas a las que podías ir. Estaba en Estados Unidos viajando solo y, gracias a eso, encontré una fiesta, vi quién iba a ir, escribí a alguien diciendo: “Oye, estoy viajando solo, ¿te importa que me una?”, y al final lo pasé bien. Eso es algo positivo si quieres conectar con gente y salir.

¿Cómo veis el futuro de la noche queer en Barcelona?

Josh: Es difícil predecirlo. El ritmo de cambio en la vida nocturna es muy volátil. Espero que Barcelona mantenga su cultura queer tan abierta, tan acogedora, tan apasionada por la música. Aquí hay una mentalidad progresista, pero eso no significa que podamos relajarnos. Como promotores tenemos la responsabilidad de seguir educando, no solo con nuestra programación, sino también en las colaboraciones con socios privados, hoteles, clubes… Las conversaciones que tenemos con ellos también son clave para impulsar la diversidad e inclusión.

Alejandro: Barcelona es una ciudad que cambia, pero más lentamente que Londres o Madrid. He visto muchas generaciones ir y venir, y creo que ahora nuestro reto es construir cosas que perduren. Josh y yo estamos trabajando en crear comunidad, no solo tendencias pasajeras. Si cuidas de tu comunidad, si implicas a la gente que viene a tus fiestas, ellos sentirán que tienen un lugar donde son escuchados, no solo consumidores. Las modas van y vienen, pero si nos enfocamos en las personas, podemos construir proyectos que duren. Como ha pasado con Churros con Chocolate. Y aunque seguirán apareciendo y desapareciendo fiestas, nuestro objetivo es permanecer.

 

 

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